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¿Somos adictos a las redes sociales?



Las redes sociales y nuestra salud mental.


Hace unas semanas, recibí un mensaje de una productora de una radio local para invitarme a participar en un programa. La idea era hablar de: 


 ¿Por qué nos resulta tan difícil separarnos del celular incluso durante nuestras vacaciones? ¿Qué nos impulsa a revisarlo constantemente? ¿Por qué experimentamos desesperación cuando nos quedamos sin conexión a internet?


Las redes sociales son el tema que más tiempo de estudio le dedico (soy Nacho), me apasiona. Así que le dije que sí, que iba a participar del programa..


Mientras esperaba para salir al aire, reprodujeron dos audios de oyentes que compartían sus experiencias con el uso de redes sociales. Uno decía: 


"Estoy en una cena y no puedo evitar revisar constantemente mis redes sociales; necesito estudiar y me distraigo todo el tiempo. Siento que es una adicción y quería saber si me pasaba solo a mí”.

Cuando entro al aire arranco por el tema de la adicción. Para que se entienda una de las características principales que tiene una adicción es que eso a lo que soy adicto tiene control sobre mí, pero creo que el control lo tengo yo.


Una de las conductoras del programa comenta que a ella le pasaba lo mismo que al oyente. Mi respuesta fue que si muchas personas están pasando por lo mismo, entonces no tiene que ver con las personas. Esto implica que no existe una solución o causa individual, sino que se trata de un fenómeno más amplio y complejo que afecta a muchas personas.


¿Y cómo lo controlamos, qué podemos hacer?


Primero entender y DIMENSIONAR que las redes sociales nos vuelven adictos al celular. Si hay dudas de esto prueben salir un día sin el celular y prestar atención a lo que se siente en el cuerpo. Esta sensación se llama abstinencia, y es un indicador de que se transformó en una adicción. ¿Sentimos lo mismo cuando nos olvidamos las llaves, el DNI o la billetera? Claramente no.


Durante la charla con los periodistas, el tema de la adicción fue mencionado por una oyente y también por una periodista.  A lo que le digo que capaz sabemos que es una adicción pero no lo vemos tan grave.


Entonces les pregunto: "¿Qué sucedería si les dijera que soy adicto a otra cosa? ¿Cómo sonaría eso? Seguramente sonaría más grave que decir 'soy adicto al celular'. El impacto de esta adicción no es tan evidente; esto es por que las redes sociales son relativamente nuevas en comparación con otras adicciones. El nivel de centralidad que ocupan en la vida de las personas es algo nuevo.


Recordemos que el cigarrillo, por ejemplo, fue considerado peligroso para la salud muchos años después de que apareció. Al principio, fumar era visto como algo "cool", y nadie sabía realmente cuánto daño causaba. Realmente creemos que en el futuro cuando miremos hacia atrás, nos vamos a preguntar ¿cómo no nos dimos cuenta?

¿Y cuál es el problema? ¿Por qué creemos que es tan importante que lo hablemos y lo trabajemos como una adicción? Porque muchas son las consecuencias que tiene el consumo de redes sociales.


Vamos a listar algunos temas que encontramos frecuentes. No a todxs les pasa lo mismo, pero a muchxs les pasan varios:


1- Queremos lograr ciertos objetivos (y casi todos de dinero) y estamos frustrados. Decimos en chiste querer tener unx sugar, onlyfans, de mínimo (y es el más frecuente) la red social donde se vende contenido de pies. Queremos tener plata ya, trabajar poco y nada y disfrutar todo el tiempo. Lo cual no estaría tan mal, pero el problema es que las redes nos muestran nuestro sueño, y saben que nos atrapan. Por eso vemos influencers, personas que nos dicen todo el tiempo que podemos ser ricos y YA, y el camino es pagarles a esos influencers algún curso o algo. Es una trampa bien hecha. Lleno de personas de 19 o 20 años contando que facturan una enormidad de dólares. Y que vos podes hacerlo, si los contratas. Estamos frustrados por la plata. Queremos “tranquilidad” para tener la “calidad de vida que quiero”. Y nos frustramos porque sentimos que hay muchas personas haciéndolo y nosotros no. ¿Son realmente muchas? ¿Conocemos de dónde vienen? ¿Cómo empezaron? El tema es que todos queremos esa vida, y cada vez que entramos a redes (muchas por día) vemos eso y nos frustramos, una y otra vez.


2- No tenemos un propósito, sentimos una pérdida de sentido en nuestros vínculos, en nuestros trabajos. Queremos encontrar ese propósito o esa vocación, pero: ¿cuánto tiempo le dedico a esa búsqueda? ¿O esperamos que se nos aparezca de la nada? ¿Cuánto tiempo le dedico a scrollear en las redes, y cuánto le dedico a sentarme y pensar las posibilidades? Es medible, es observable, ¿Cuánto tiempo de mi día a día le dedico a pensar y buscar opciones para encontrar lo que quiero hacer?


3- Estamos ansiosos y automedicados. No podemos dormir bien, necesitamos un clonazepam para poder descansar. ¿Por qué es tan generalizado? Primero, es un peligro atar una necesidad básica de dormir con un psicofármaco automedicado. Esto sí o sí requiere supervisión profesional. Pero, por otro lado: ¿Las redes sociales son lo primero que ven cuando se levantan? ¿Es lo último que ven cuando se acuestan? ¿Qué hacen si tienen insomnio? Probablemente agarren el celular. Y eso es veneno para el insomnio.


4- Nos da pereza (fiaca, paja) TODO. Porque la mayor parte de nuestro tiempo libre se lo dedicamos al celular. La cantidad de energía que demanda estar sentado, acostado viendo el celular es poca comparada a la que necesitamos para movernos e interactuar con alguien. Estamos acostumbrando al cerebro y al cuerpo a usar el mínimo de energía. Por eso sentimos que es MUCHO juntarme con alguien.


5- Nos estamos comparando todo el tiempo con lo que nos gustaría tener o ser. Cuando uno ve las curvas en gráficos de consumo de cirugías estéticas, de trastornos alimenticios, de depresión, son todas curvas ascendentes y es marcado desde que aparecieron las redes sociales. Estamos persiguiendo sueños materiales, de belleza y juventud. Vemos eso todo el tiempo y es imposible no compararse. Pero vemos insatisfacción generalizada, nada alcanza. Es más, más y más y no tiene fin.


6- Estamos enojadxs. Las redes sociales funcionan con el enojo. Por eso, de repente, estamos todos afectados por la política. Rompemos vínculos y es el tema central de nuestras vidas. Acá hay algo más complejo por detrás que merece un espacio en sí mismo.


En resumen: las redes sociales buscan que estés ahí, scrolleando horas, necesitan eso para poder conocerte mejor y saber qué ofrecerte. De las mejores estrategias para retenerte es mostrarte, entre otras cosas, contenido que te haga enojar. Por eso los noticieros ya no son más noticieros, son columnistas enojados haciéndonos enojar. Del color político que busques. Nuestra atención es captada con mensajes que nos molesten.

Sin dudas, además de las redes sociales, están pasando muchas cosas. No es que sea la causa de todos los males, pero de algo estamos seguros: si algo nos duele, nos frustra, nos molesta, nos pone tristes como: querer tener pareja, querer viajar, querer tener un trabajo soñado, querer tener tal cuerpo, la situación del país, lo que sea, las redes sociales empeoran eso que sentimos.

No es lo mismo estar frustrado por algo y que una o dos veces al día lo sienta o lo piense, que estar viendo contenido que me dispara esa emoción constantemente.


¿Qué podemos hacer?


Empezar de a poco, practicar el control.

 Les dejamos algunos ejemplos:


  • Si tengo que estudiar, trabajar o hacer algo que requiera mi atención: dejar el celular fuera del alcance de mi vista. Porque caemos con cualquier sonido de notificación (otro ejemplo de adicción: ¿podemos estar mucho tiempo SIN VER esa notificación que nos llegó?)

  • Juntadas con amigx, familiares o parejas: PRACTICAR el ir sin el celular o dejarlo guardado. Prepárense para sentirse incómodxs de a ratitos, pero también prepárense para sentir lo lindo que es estar desconectado un rato.

  • No dormir con el celular en la habitación. Es directo el impacto a cómo nos acostamos y cómo nos levantamos, y ni hablar de cómo empeora el insomnio.

  • Si quiero buscar alguna noticia o info hacerlo desde el explorador, desde los buscadores.


Esto es cuestión de prueba, no perdemos nada en intentarlo y VER qué es lo que nos pasa. Eso es autoconocimiento también, y así también podemos dimensionar qué impacto tiene en nosotrxs y cuánto de esto podemos evitar.


Cuidar nuestra salud mental es una responsabilidad. No solo aprendiendo a ser feliz y todo ese contenido que abunda por todos lados. Si no también conocernos en la oscuridad, en lo que nos hace mal. Los aprendizajes más profundos, y es lo que hacemos en terapia, trabajamos con ese dolor. Buscar herramientas para ese dolor. Y poder salir de esta situación.


¡Gracias por leernos!

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